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lunes, 21 de noviembre de 2016

Comentario económico-político-institucional sobre Mali


Mali, es un país situado al oeste de África, sin salida al mar. Limita al oeste con Senegal y Mauritania, al norte con Argelia, al este con Níger, al sur con Burkina Faso y Costa de Marfil y al suroeste con Guinea. Está formado por una población de 14.8 millones de ciudadanos y su lengua principal es el Francés, pero sin embargo la religión más abundante es el Islam.

Económicamente, podemos decir que Mali es uno de los países más pobres del mundo. Se basa en una economía principalmente agraria que depende casi por completo del regadío y de las inundaciones del río Níger. Aun así, se trata de un país autosuficiente que basa su alimentación en la pesca. Las pequeñas industrias se dedican mayoritariamente a la producción de algodón. Su economía va acompañada de un gran déficit del comercio exterior, lo que lo hace extremadamente dependiente de la ayuda externa y de la remuneración que reciben los malienses en el extranjero. La mayor parte de las operaciones de comercio es llevada a cabo por los gobiernos. La unidad monetaria del país es el franco CFA, dividido en 100 céntimos.

 Políticamente, Malí se rigió por un régimen dictatorial hasta el año 1991, que se aprobó una nueva Constitución mediante un referéndum popular que convertía al país en una república multipartidista con un presidente elegido democráticamente para 5 años. En el año 1990, Malí experimentó un crecimiento económico acompañado de una gran estabilidad política y estabilidad social relativa. Esto es un gran crecimiento, ya que años atrás (tras la independencia de Francia en 1960), había sufrido un largo período de sequías y rebeliones. Cuatro años después, el territorio de Malí pasó a formar parte de la colonia francesa del Alto Senegal-Níger, y en 1920 constituyó el Sudán Francés. Desde 2013, Malí se encuentra continuamente atacada e invadida por las tropas islamistas, sobre todo en la zona del Norte, donde los islamistas se encuentran esporádicamente activos.

Actualmente, los ataques terroristas se han multiplicado no sólo en la zona de Azawad (norte de Malí), sino también en la capital, Bamako. El terrorismo se encuentra liderado por grupos como Alqaeda y Al Morabitioum. Este fenómeno se vuelve cada vez más complejo, ya que convergen aquellos que abandonaron la yihad con los que siguen defendiéndola. Como consecuencia, el territorio de Malí se encuentra en un período de fuerte inestabilidad política y económica, que afecta gravemente a las variables recogidas en mi informe económico, previamente publicado. 



viernes, 18 de noviembre de 2016

HISTORIA Y ECONOMÍA ESPAÑOLA (guerra civil)





La situación económica de España al terminar la Guerra civil (1936-39) era desastrosa. Las consecuencias de la Guerra fueron muy negativas debido al gran número de pérdidas humanas (más de 500.000 muertos y unos 300.000 exiliados), lo que supuso una disminución notable de la población activa, especialmente la de trabajadores especializados. Como consecuencia de los bombardeos, se vieron destruidos una gran serie de edificios y viviendas. Las destrucciones materiales se vieron agravadas por la equivocada política económica de las autoridades franquistas. 




Siguiendo modelos de los regímenes totalitarios (fascismo y nazismo), afines ideológicamente, y debido al aislamiento internacional de España en la posguerra, el Estado franquista inició la autarquía económica. Se trataba de una política que pretendía que el país fuera autosuficiente económicamente, sin necesidad de depender del exterior a fin de mantener una hipotética independencia nacional respecto a países extranjeros.
 Esta política autárquica se caracterizaba por una fuerte intervención del Estado en la vida económica, que controlaba la producción, el consumo, los precios, los salarios, el comercio y la inversión mediante leyes: se redujeron las importaciones al mínimo imprescindible, se limitaron las inversiones extranjeras al 25% del capital de las empresas y se favoreció con subvenciones y ventajas fiscales a las industrias españolas a fin de que aprovisionaran el mercado con productos exclusivamente nacionales.


 En agricultura el gobierno organizó la producción y distribución de cereales, creando el Servicio Nacional del Trigo, que fijaba los precios arbitrariamente. Pero la producción era insuficiente (los rendimientos agrícolas eran inferiores a los de los años treinta). 



Por otra parte, la situación de los campesinos seguía siendo mala, ya que el franquismo paralizó las medidas de reforma agraria iniciadas durante la Segunda República.


Para asegurar el aprovisionamiento de los productos de primera necesidad a toda la población y evitar el hambre, el gobierno impuso el racionamiento de los mismos. Los productores estaban obligados a vender a precio fijo la totalidad de la producción al Estado, que a su vez vendía a los consumidores a un precio tasado. Pero el racionamiento y los precios fijos dieron lugar a la aparición del mercado negro o estraperlo, al margen de la ley, que acaparaba los productos ya que sus precios eran muy superiores a los oficiales (el doble o el triple). El Estado franquista nacionalizó los ferrocarriles españoles en 1941 con RENFE. El mismo año creó el Instituto Nacional de Industria (INI, holding estatal que seguía el modelo del IRI de Mussolini) para impulsar la rápida industrialización del país, debido a la insuficiencia del capital privado. Se crearon numerosas empresas públicas ayudadas constantemente por el Estado, lo que generó enorme gasto público.


Sin embargo, a pesar de estos avances, la economía se mantenía estancada. La producción industrial era inferior a los niveles de 1935. Los productos eran además poco competitivos y de mala calidad, debido a escasez de capitales y tecnología.



 Debido a que los impuestos directos eran inexistentes y a la falta de divisas, el Estado financiaba este enorme gasto público con la emisión de Deuda Pública, adquirida por los bancos de forma obligatoria, lo que originó una inflación o subida de precios. Pero mientras los precios no dejaban de subir, los salarios permanecieron muy bajos, debido a la represión del movimiento obrero por el régimen, lo que originó una renta per cápita muy débil, inferior a la de los años treinta, y mal distribuida.

 

Para que el régimen sobreviviese, era necesario un cambio en la política económica. Es por ello que en 1957 Franco formara un nuevo gobierno que se decantó por la liberalización económica basado en unas medidas preestabilizadoras: cambio único y devaluación de la peseta frente al dólar (42 pesetas por dólar), congelación salarial, flexibilización de las relación laborales, más presión fiscal, más integración en los mercados internacionales... Aunque el punto definitivo de esta política fue el decreto-ley de Nueva Ordenación Económica (21 de julio de 1959) conocido como Plan de Estabilización, cuyos objetivos consistían en: cortar la inflación, sanear las cuentas exteriores, deshacer el capitalismo corporativo y establecer un modelo de economía de mercado semejante a la de Europa occidental.


Este plan de Estabilización consiguió reducir la demanda y la inflación, pero a costa de la congelación salarial y de un aumento del paro que significó la emigración a Europa y su posterior prosperidad económica.